lunes, 23 de abril de 2012

Diálogos: El infierno


 El infierno

Personajes
Javier
Alberto
Detenido
Jefe

Escena
(Se abre el telón, es una habitación con tres sillas y una mesa, las paredes tienen humedad y por ello la pintura que antes era blanca ahora es gris y está descascarillada. Hay dos hombres, uno está esposado, con un vendaje en la cabeza y sentado en la silla, y el otro está de pie fumando un cigarrillo).
Detenido.- (Acaba de despertar, cabizbajo y tocándose el vendaje) ¿Dónde estoy?
Alberto.- Vaya, ya te despiertas. (Da una calada). Mejor, así no te tendrá que despertar mi compañero, ¿recuerdas el golpe que te ha dado antes?, pues eso no es nada. El caso es que te hemos apresado y por el momento no necesitas saber nada más.
(Alberto apaga el cigarrillo en la pared y el detenido se va a levantar para replicar pero de repente se abre la puerta, entra Javier y pega un empujón al detenido que le hace quedarse inconsciente, ninguno se percata de ello).
Javier. ¡Quieto ahí puto rojo! Mira Alberto cómo lo hago, así hay que tratar a esa chusma. Sin mariconadas, a ostia viva.
Alberto.- ¿Pero no será mejor que llegue el jefe para empezar el interrogatorio?
Javier.- Se nota que eres un novatillo por muchas recomendaciones que tengas. De verdad, a veces pienso que lo único que has hecho para recibirlas ha sido lamer culos y dejar que te lo peten esos maricas con dinero. Si hubieses luchado en la guerra civil y hubieses estado varios años de policía serías un verdadero hombre. A mí lo que más me gustaba del cuerpo era cuando soltábamos a los presos creyendo ellos que iban a ser libres, y cuando llegaban a los 10 metros… (Alza la mano con la pistola en alto). Pum, adoraba ver cómo caía al suelo esa escoria. (Pensativo) Bueno, no me desviaré más del tema (ríe). El caso es que hay que calentarle un poco antes de que venga el jefe para que cuando llegue él este mal nacido escupa lo que sabe más rápido en lo que una puta barata escupe mi semen cuando no la pago bien.
Alberto.- (Sin prestarle mucha atención). Entiendo.
Javier.- Eso es lo que quiero oír. (Mira al detenido) Ahora veamos…  vamos a ver… Bueno, hijo de puta, hasta que no llegue el jefe no vamos a hacer preguntas, (niega con la cabeza) no es necesario, no tendría sentido. Además, quiero divertirme contigo. Cada vez encontramos menos grupos de bastardos como el tuyo y eso me entristece mucho… Así  que vas a tener que recibir por todos los bastardos como tú a los que no voy a poder machacar por estar en el exilio. ¡Cobardes! (Propina una bofetada al detenido que al estar dormido no se entera).
Alberto.- Al menos no le dejes inconsciente, y ten cuidado con no desencajarle la mandíbula. El jefe quiere que pueda hablar.
Javier.- Pero qué lameculos que estás hecho. (Propina otra bofetada al detenido que empieza a tener sangre en la boca). En fin… Pues si no quieres que muera ve inmediatamente a llamarle porque pronto no quedará nada de él.
Alberto.- Está bien. (Hace mutis y Javier se saca un cigarro y se pone a fumar).
Javier.- Puff, estoy hasta los cojones de ese niñato que no tiene casi pelos en los huevos ni sangre de otras personas en sus manos, ¡ahora incluso me tutea! Que si una cosa, que si cuidado, que si no le mates, que si bah, sandeces y gilipolleces, estoy harto y me da rabia con qué velocidad ha subido en el escalafón de la organización, lo que yo tardé tres años él lo ha hecho en uno… (Pensativo) Seguro que es algún niño mimado de papá porque otra cosa… (Al cabo de dos minutos apaga el cigarrillo y mira su reloj. Se enfurece). ¡15 minutos ya! Me cago en las muelas de Azaña, cómo está tardando en volver esta niña mimada. Me aburro y eso no es bueno porque a este paso voy a empezar acortarte los dedos uno a uno. (Se acerca al detenido y llaman a la puerta). ¡Adelante! (Entra Alberto seguido de su jefe). Hola Jefe.
Jefe.-Imbécil, se te oía desde el principio del pasillo. Qué estúpido eres, menos mal que te he puesto a este muchacho para que te ate en corto a la hora de cometer animaladas. En fin, contadme qué tal os ha ido la operación.
Javier.- Que te lo explique el novato, yo paso. (Se muerde una uña).
Alberto.- Bueno Jefe, la operación salió peor de lo imaginado, si Javier no hubiese abierto fuego tan pronto…
Javier.- (Enfadado). ¿Cómo que tan pronto? Estaban a punto de escapársenos y tú no hacías más que repetir como un bebé “Aún no te muevas, paciencia ten pa”…
Jefe.- (Cansado). Pero ¿te puedes callar lerdo? Si no fuese por tu frialdad a la hora de matar y de hacer interrogatorios en última instancia te habría denunciado hace mucho a la policía, te tienen unas ganas por lo que le hiciste a tu compañero que pactarían con el mismísimo demonio para juzgarte y fusilarte. Por eso me gusta tenerte comiendo de mi mano. Bueno, sigue contándome.
Alberto.- El caso es que tras el primer disparo los siete hombres han empezado a huir y Javier les ha empezado a perseguir, sin embargo solo a cogido a este que le ha dado al tirarle una piedra y le ha dejado inconsciente.
Jefe.- Estoy decepcionado con vosotros. (Encoge los hombros para quitar peso al asunto). Pero en la situación actual pillar a uno de estos es como coger el humo con las manos y pagan muy bien. Así que primero le sacaremos la información para nuestros superiores y después, si sigue en buen estado, lo llevaremos a una comisaría para que nos den una recompensa por él. (Se pasea de un lado a otro). Bueno, está bien, ¿Cómo te llamas? (El detenido sigue inconsciente y ahora los tres caen en ello). ¡Despertadle! (Va a despertarle Javier). No, mejor que lo haga Alberto, no quiero que acabe con la mandíbula salida. (Alberto le da unos cachetes y el detenido se despierta).
Detenido.- ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué su…
Jefe.- ¡Cállate! Aquí el único que hace preguntas soy yo. Así que dime cómo coño te llamas.
Detenido.- Mi nombre es Álvaro García Montero, pero ¿qué…
Jefe.- Javier machácale de un puñetazo su mano contra la mesa para que aprenda a obedecerme. (Al Detenido). ¡He dicho que solo yo hago preguntas! (A Javier de nuevo). Y después saca el cuchillo por si acaso aún no llega a entrarle esto en la mollera. (Javier le atiza y el detenido grita de dolor). Siguiente pregunta ¿eres del PC?
Detenido.- ¿Cómo ha dicho?
Jefe.- ¡Que si eres del Partido Comunista coño!
Detenido.- (Asustado se mea en los pantalones, está en shock). No, no, solo he estado en una reunión, si lo que queréis es información yo no sé nada. (El jefe se pone detrás del detenido y le huele).
Jefe.- Eso es mentira. Pobrecillo ¿te has meado? ¿Sabes lo que les hago a los que se mean y me mienten? Solo diré que mi mujer no me da lo que quiero y hace semanas que no me voy de putas porque el Mandamás me tiene vigilado, así que vas a recibir las consecuencias de ello. Alberto, Javier sujetádmelo bien mientras le jodo. Si me dices la información ahora te haré el menor daño posible y todos contentos, es decir, no te rajaré para que entre bien a la primera, si no hablas ya sabes lo que toca. ¡Alberto dame el cuchillo! (El detenido intenta moverse pero no puede).
Detenido.- (Intentando soltarse). ¡No, eso no por favor! ¡No he mentido en nada, lo único es que esta era mi primera reunión y no sé mucho!
Jefe.- Está bien, ¿quiénes son los que estaban contigo? ¡Dime sus nombres!
Detenido.- Sólo me sé los nombres de dos de ellos. Se llaman Diego Pérez Sánchez y Gregorio Vicente Fernández. A ambos los conocí en un bar que se llama “Bar Julián”, pero no suelen frecuentar ese bar más de una vez por semana: los miércoles. Les caí bien a lo largo de varias semanas y me invitaron a su grupo ¡No sé nada más!
Jefe.- Muy bien, muy bien, ¿y de qué estuvisteis hablando en la reunión?
Detenido.- No hablamos casi, nos estábamos quejando de cómo iba el mandato de Franco.
Jefe.- ¡No me mientas joder! Mira que empiezo a rajarte.
Detenido.- Vale, vale. Sólo hablamos de una cosa importante. Hemos hablado sobre que la Pasionaria iba a entrar en España para alentarnos a seguir luchando, para burlarse del régimen haciéndose una foto en pleno Madrid, para que viésemos que la vigilancia no es tan dura como hace varios años y …
Jefe.- ¿Y  cuándo va a venir?
Detenido.- (Llorando). ¡No lo sé, no dijeron nada más! El resto de información no lo sabían ellos por seguridad. No sé nada más, en serio, ¡No sé na...
Jefe.- (Da un golpe en la mesa). ¡Basta! Por el momento es suficiente. Alberto, Javier, atadle con las esposas a la mesa y largaos de aquí y hasta dentro de media hora no volváis. Este ya está acabado, lo huelo, no sabe nada más.
Alberto y Javier.- (Al unísono). ¡Sí Jefe! (Alberto y Javier le atan con las esposas y Javier deja el cuchillo encima de la mesa y sonríe al jefe. Tras esto ambos se van de la habitación. El detenido empieza a gritar).
Jefe.- Bueno, ¿por dónde íbamos? Ah, ya me acuerdo. (Coge el cuchillo de encima de la mesa).
Detenido.- ¡No! ¡No! ¡Por favor no lo hagas! ¡Socorro! ¡Socorro!

(Telón).

Personajes
Javier: Complejo de Aquiles y complejo de Caín.
Alberto: Complejo de Pulgarcito.
Detenido: Complejo de Dafne.
Jefe: Complejo de Aquiles.


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